La refundación de la Universidad de Guadalajara en 1925. La mística de la revolución inhibe su autonomía1

Don José Guadalupe Zuno, Gobernador del Estado de Jalisco a partir de 1923, volvió a darle a la educación superior su carácter universitario, pues desde el cierre de la antigua universidad decimonónica y del Instituto de Ciencias del Estado en 1865, las escuelas superiores que funcionaron dependían...

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Autor principal: Armando Martínez Moya
Formato: article
Lenguaje:ES
Publicado: Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia 2018
Materias:
L
Acceso en línea:https://doaj.org/article/4ab958a770184a44a4b938dc74067bfc
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Sumario:Don José Guadalupe Zuno, Gobernador del Estado de Jalisco a partir de 1923, volvió a darle a la educación superior su carácter universitario, pues desde el cierre de la antigua universidad decimonónica y del Instituto de Ciencias del Estado en 1865, las escuelas superiores que funcionaron dependían directamente del gobierno del Estado. Al fundarse en 1925 la Universidad de Guadalajara el hecho representó un gran acontecimiento para el país, especialmente para la región no- roccidente del país, fue la segunda universidad fundada y si bien la filosofía que fundamentaba su existencia se sustentaba en reivindicar su carácter laico, popular, científico y alejada de cualquier influencia religiosa, no contenía en su nombre ni en su normativa ni en su funcionamiento el título de Autónoma, no obstante que la influencia de la lucha y conquista de la autonomía cordobesa de 1918 era conocida en todo el continente y se desplegaba por el mundo -al grado que pocos años después, en 1829, la Universidad de México la conquistó también-. En realidad, en la Universidad de Guadalajara, este importante antecedente autonomista no se tomó en cuenta. La influencia de la revolución mexicana, cuyo periodo armado había recién concluido (1910-1917), mantenía como uno de sus principales reivindicaciones promover la educación y la cultura populares al pueblo. En este contexto Zuno materializaba esa gran aspiración popular fundando la universidad dentro de ese paradigma revolucionario, pero lo hacía bajo una óptica unipersonal, donde el gobierno del Estado y el rector fueron quienes asumieron la dirección universitaria, estableciendo un modelo directivista -puesto que los directores coparon el Consejo Universitario, y junto a ello desconocieron las representaciones estudiantiles, la elección democrática de profesores y sujetaron la universidad al régimen, es decir al gobierno en turno. El pretexto fue vincular el modelo con las necesidades y reclamos de una sociedad que se sacrificó por la revolución, pero mantenida como un ariete del Estado.