Resumen

El sistema escolar y sus instituciones gozaron siempre de un interés privilegiado de los cientistas sociales. Desde los inicios de la filosofía y de la sociología, los debates respecto de la influencia de la educación en la vida individual y colectiva estuvieron presentes, fundándose así ramas espec...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Liliana Mayer
Formato: article
Lenguaje:ES
Publicado: Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Periodismo y Comunicación Social 2012
Materias:
Acceso en línea:https://doaj.org/article/4fb94f96aba74a7ba60b3377d7faef7b
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Descripción
Sumario:El sistema escolar y sus instituciones gozaron siempre de un interés privilegiado de los cientistas sociales. Desde los inicios de la filosofía y de la sociología, los debates respecto de la influencia de la educación en la vida individual y colectiva estuvieron presentes, fundándose así ramas especificas que estudian la realidad áulica, el impacto de las políticas educativas, el modo de ejercicio de la autoridad docente y la currícula indicada para cada momento de la escolarización. El campo de la juventud es sin duda más reciente, pero no por eso menos importante, ya que existen innumerables trabajos que dan cuenta de la multiplicidad de esferas donde los jóvenes son protagonistas, así como también áreas que estudian cómo un fenómeno más general se relaciona con la especificidad juvenil. Y, si bien los estudios dan cuenta de que existen múltiples inserciones de lo juvenil en las sociedades contemporáneas, la educación es sin dudas un espacio privilegiado donde poder encontrar a las nuevas generaciones y reflexionar sobre –y con– ellas. La ampliación de la empresa educativa en todos los países de occidente, con la extensión de la obligatoriedad escolar que ella implica, hace que este campo de análisis sea ineludible para todo aquel interesado en las juventudes. La escuela es sin dudas el espacio que alberga la diversidad de experiencias y formas juveniles, su relación con las generaciones adultas, con el conocimiento y con el otro. Los artículos que engloba esta publicación realizan contribuciones en este doble sentido: por un lado, iluminan aspectos de la política y la vida educativa y, por el otro, de los mundos y las experiencias juveniles en las sociedades actuales, a partir de las prácticas y rutinas educativas. Paula Storni, a través de su análisis sobre la reproducción social y los problemas y debates en torno a la inclusión y exclusión educativa, es quien retoma los problemas derivados de la ampliación de la obligatoriedad escolar en el nivel secundario. En particular, la autora se pregunta por los contenidos académicos que se incluyen y excluyen en la currícula escolar, que participa de la construcción de las relaciones de hegemonía y de dominación. Para esto, Storni se vale de tres ejes en torno a los diferentes sentidos de leer y la multiplicidad de lectores. Paula Porta, por su parte, también se encarga de analizar la inclusión de los jóvenes en las escuela medias Técnicas, teniendo en cuenta las legislaciones vigentes y la imbricación que suponen estos establecimientos con sus propuestas técnicas que articulan educación y trabajo. Retomando la importancia de las prácticas de lectura, Rossana Viñas analiza cuáles son las perspectivas que tienen los estudiantes ingresantes a la Universidad respecto de las prácticas de lectura y escritura y cuáles son los canales de expresión que tienen estos en los inicios de su trayectoria en la educación superior. El trabajo de Gabriel Cachorro retoma un tema clásico: la docilidad de los cuerpos en el sistema educativo, interpretando cómo el conflicto y la política se expresan en los cuerpos juveniles. Así, desde la perspectiva del autor, el poder tiene una expresión en los discursos educativos –orales y escritos– sobre el cuerpo de los estudiantes de escuela media y desentramar estas prácticas, remite a una lucha política. La lucha política en la escuela y la politicidad de las prácticas educativas –tanto de sus agentes, los educadores, como de sus destinatarios, los alumnos– se analizan también en el trabajo de Mariana Chaves y Luisa Vecino. Las autoras analizan las representaciones sobre los jóvenes de sectores populares en la escuela, tomando como eje los discursos institucionales inscriptos en documentos en una escuela de gestión pública en un barrio desfavorecido del conurbano bonaerense. Los documentos analizados, elaborados por directivos, preceptores y profesores de esa institución, permiten vislumbrar la reproducción de estereotipos y juicios apriorísticos que producen –y reproducen– una imagen de los jóvenes como carentes de sentido y de valores, imagen que está sesgada por dimensiones socioeconómicas así como generacionales. De esta manera, este artículo avanza en el análisis de los documentos y acuerdos de convivencia que, si bien tienen aristas muy interesantes para la vida política y educativa, también permiten observar reglas del juego cruzadas por las relaciones de poder que se aplican diferencialmente según el público. Por último, el trabajo de Paula Morabes también se ocupa de la inclusión educativa en los centro de educación para adultos. A través de la entrevista a Pedro Núñez, Anahí Angelini, se plantean cuestiones vinculadas a la relación entre educación y política y la importancia que puede tener la escuela en la conformación –o no– de subjetividades políticas, mirada que permite ver la asociación entre ambas esferas y su mutua interdependencia y conformación. Si la educación es el espacio de conformación de futuros ciudadanos, no puede escapar a una visión política de la sociedad. Es por eso que se reseña el libro Repensar la justicia social. Contra el mito de la igualdad de oportunidades, de François Dubet, ya que aporta al debate respecto de cómo la escuela está inserta en redes más amplias y que esas estructuras –que habilitan y constriñen al mismo tiempo– pueden siempre definirse de una u otra manera, según los principios a los que se remita.