Horario de verano y consumo de electricidad: el caso de Argentina

Antecedentes: Como estrategia encaminada a conservar la energía y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), se ha utilizado de manera intensiva la política de cambio de horario de verano (DST por sus siglas en inglés). En lo que respecta a Argentina, las experiencias más recientes...

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Detalles Bibliográficos
Autores principales: Pedro Hancevic, Diego Margulis
Formato: article
Lenguaje:ES
Publicado: Fondo de Cultura Económica 2018
Materias:
q4
q54
Acceso en línea:https://doaj.org/article/506906e4c9ee402c8cfc4ed04943c39c
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Descripción
Sumario:Antecedentes: Como estrategia encaminada a conservar la energía y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), se ha utilizado de manera intensiva la política de cambio de horario de verano (DST por sus siglas en inglés). En lo que respecta a Argentina, las experiencias más recientes con el horario de verano tuvieron lugar durante el periodo de verano austral de 2007-2008 y de 2008-2009, al término del cual se optó finalmente por desechar la política. Sin embargo, los beneficios que trajo el horario de verano y la proporción de los ahorros energéticos (potenciales) aún constituyen factores por considerar en el marco de la discusión en curso que se sostiene en un país donde los subsidios al consumo de energía implican una pesada carga fiscal.Metodología: Por medio de la técnica de diferencia en diferencias (DID), la cual aprovecha a fondo los elementos inherentes a la naturaleza cuasiexperimental del programa implementado, empleamos datos obtenidos en intervalos de una hora para el periodo 2005-2010, ubicándonos a nivel provincial, y estimamos el impacto del DST sobre el consumo de electricidad y la demanda pico. Resultados: La aplicación del cambio de horario de verano significó un incremento del consumo total de electricidad de 0.4 a 0.6%, aunque a la vez trajo consigo un descenso a escala nacional de la demanda pico de 2.4 a 2.9%. En términos monetarios, representó costos de generación extra que ascendieron a 10.9 millones USD y 18 millones USD durante los veranos de 2007-2008 y 2008-2009, respectivamente. Por último, la aplicación del cambio de horario de verano provocó en dichos periodos un aumento en las emisiones de agentes contaminantes del aire.Conclusión: No deja de ser cuestionable el fundamento para la aplicación del DST. Considerados en términos del consumo energético y la demanda pico, los frutos obtenidos por esta política parecen ser de lo más dispares, al menos a juzgar por las últimas experiencias registradas en Argentina. En ese sentido, lo más razonable parece ser un estudio caso por caso, y este trabajo representa una pieza más de evidencia empírica que contribuye al debate aún abierto sobre este tema.