Los secuestrados del goce.
Las circunstancias actuales del consumo de drogas crean, desde hace tiempo, un malestar creciente. Malestar de los sujetos y malestar de la sociedad, malestar de una civilización que vacila para guiarse entre la ciencia y la religión. En el momento en que vivimos, el discurso en torno a las toxicoma...
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Formato: | article |
Lenguaje: | ES |
Publicado: |
Asociacion Espanola de Neuropsiquiatria
1996
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Materias: | |
Acceso en línea: | https://doaj.org/article/6bfe82fec831412b899adbd388f3c79a |
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Sumario: | Las circunstancias actuales del consumo de drogas crean, desde hace tiempo, un malestar creciente. Malestar de los sujetos y malestar de la sociedad, malestar de una civilización que vacila para guiarse entre la ciencia y la religión. En el momento en que vivimos, el discurso en torno a las toxicomanías hace tanto ruido como para no permitirnos escuchar casi nada. Es un momento en que la cuestión de las drogas oscila entre la penalización criminal y la medicalización impotente, donde el llamado toxicómano aparece simultáneamente como culpable o como víctima del desorden social. Es una ocasión propicia para que los poderes públicos, erráticos al legislar, impotentes para vigilar y desorientados para castigar, gasten ingentes sumas de dinero con resultados que no podemos considerar satisfactorios: como lo demuestran las oscuras y acéfalas estadísticas, o la multiplicación de estrategias que intentan acallar la culpabilidad. |
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