Planificación utópica y realidad : enfrentamiento al devenir del aprendizaje del siglo XXI

La planificación social, económica y educativa actual se orienta a identificar metas más que a crearlas, a continuar una realidad más que a transformarla; es esta un tipo de planificación denominada realista que resulta incapaz de cambiar el curso o dirección de la sociedad. Frente a ella el au...

Descripción completa

Guardado en:
Detalles Bibliográficos
Autor principal: Miguel A. Escotet
Formato: article
Lenguaje:CA
EN
ES
Publicado: Universitat Autònoma de Barcelona 1982
Materias:
Acceso en línea:https://doaj.org/article/6d46c788244f45258f7bb5c2855c338d
Etiquetas: Agregar Etiqueta
Sin Etiquetas, Sea el primero en etiquetar este registro!
Descripción
Sumario:La planificación social, económica y educativa actual se orienta a identificar metas más que a crearlas, a continuar una realidad más que a transformarla; es esta un tipo de planificación denominada realista que resulta incapaz de cambiar el curso o dirección de la sociedad. Frente a ella el autor nos propone lo que denomina: planificación “utópica” como “clímax” de pensamiento que amplia el juicio a la reflexión, a la idealización, en definitiva, a la creatividad. La diferencia de la planificación realista reside en que esta última tiene varias metas de desarrollo a las que se llega mediante la conjunción de recursos disponibles y ampliación de la capacidad de absorción en dichos recursos, mientras que en la planificación utópica o planificación de alternativas convergentes a un solo parámetro tiene una única y sola meta a alcanzar. Dependiendo de los recursos disponibles se planifica a la marcha hacia esa utopia deseable. El sistema desarrollista ha dado a la institución educativa la única función de formar recursos para el aparato productivo y no el papel de mejoramiento global . del hombre. Éste, autentico eje de desarrollo, ha sido cambiado por una de sus creaciones: la producción de objetos. Este tipo de planificación realista es, así mismo, insuficiente a la hora de hacer llegar los nuevos adelantos científicos y técnicos a las instituciones escolares que continúan perpetuando el pizarrón y la tiza. Así pues, el aprendizaje del siglo XXI, -tan solo faltan diecinueve años-, exigirá del sistema una mayor participación en su futuro: la tecnología nos facilitará con mayor rapidez y calidad la información; la jornada laboral se verá disminuida en función del aumento del tiempo de ocio creativo; el sistema educativo recobrará su misión autentica de servir al hombre ayudándolo en su formación, en la capacidad de reflexión y critica, en la actitud cooperativa con sus iguales; esta preparación para el futuro del hombre que debe empezar aquí y ahora es la que predica la planificación utópica. “La única esperanza es planificar la utopía y dirigirse hacia ella con obsesión".