Presentación
En 1979, en la ciudad andaluza de Córdoba se realizó una reunión a la que fueron convocados físicos como Fritjol Capra, David Bohm y Oliver Costa de Beauregard; astrofísicos como Hebert Reeves y neurólogos como Karl Pribram, junto con antropólogos, psicólogos y poetas. El título de la reunión no pod...
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Formato: | article |
Lenguaje: | EN ES FR |
Publicado: |
Universidad Nacional de Colombia
2017
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Materias: | |
Acceso en línea: | https://doaj.org/article/8c8beae703c64c3fb4b25602263f4543 |
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Sumario: | En 1979, en la ciudad andaluza de Córdoba se realizó una reunión a la que fueron convocados físicos como Fritjol Capra, David Bohm y Oliver Costa de Beauregard; astrofísicos como Hebert Reeves y neurólogos como Karl Pribram, junto con antropólogos, psicólogos y poetas. El título de la reunión no podía ser menos sugerente: “Ciencia y Conciencia. Las dos lecturas del Universo”. La inusual cita tuvo un relativo éxito y fue replicada en varias ocasiones aunque en otras latitudes (Fez, Washington, Tsukuba, Viena, Venecia). Con el paso del tiempo, el Coloquio de Córdoba se convirtió en un auténtico hito pues —como ha sido subrayado varias veces por Gilbert Durand— “por primera vez en siglos la física más moderna se sentaba en la misma mesa de convite con los antropólogos y los poetas”. La distancia casi abismal, impuesta por tanto tiempo, entre ciencia y arte, incluso, la separación decimonónica que aún subsiste en el interior de las mismas ciencias entre aquellas que son consideradas “exactas” y otras que no lo serían, empezó a ser amenazada por el puente de saberes y conocimientos (en últimas: re-conocimientos) erigido en el encuentro de Córdoba. Al día de hoy han transcurrido casi cuarenta años |
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