Desde la contorsión de la realidad a lo siniestro: el incómodo hiperrealismo de maniquíes, muñecas, efigies y figuras de cera.
La ceroplástica puede ofrecer obras muy realistas y fuertemente emocionales, suscitando sensaciones que pueden ir desde la adoración a la repulsión más absoluta. Precisamente en esta dualidad radica la cercanía de la escultura en cera a los efectos de lo fantástico: esta escultura a menudo juega co...
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Formato: | article |
Lenguaje: | EN ES FR IT PT |
Publicado: |
Universitat Autònoma de Barcelona
2016
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Materias: | |
Acceso en línea: | https://doaj.org/article/d78bec0fbeae416381b01cda2af77477 |
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Sumario: | La ceroplástica puede ofrecer obras muy realistas y fuertemente emocionales, suscitando sensaciones que pueden ir desde la adoración a la repulsión más absoluta. Precisamente en esta dualidad radica la cercanía de la escultura en cera a los efectos de lo fantástico: esta escultura a menudo juega con una apariencia de verosimilitud que, al contrastar la realidad con lo imposible –por mucho que lo parezcan, las estatuas no pueden estar vivas -, genera esa inquietud que se vincula a lo fantástico. Presente a menudo en la literatura, este arte suele asociarse con el concepto del doble inquietante, el Doppelgänger del cual hablaba Freud, subrayando el tipo de respuesta psicológica que la ceroplástica provoca en el espectador. Así, podemos argumentar que el vínculo entre la escultura en cera y lo fantástico se puede explicar desde las categorías estéticas de lo siniestro y la idea de Valle inquietante acuñado por Masahiro Mori.
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