Educación en Derechos Humanos y Democracia

Vivimos en un mundo de una opulencia sin precedentes, difícil de imaginar hace sesenta años. Donde no sólo se han registrado notables cambios en el terreno económico, sino en lo social y en lo político. Vivimos inmersos en la cultura de los derechos humanos. La gran idea de la humanidad ha sido y si...

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Autor principal: Federico Mayor Zaragoza
Formato: article
Lenguaje:ES
Publicado: Universidad de Murcia 2012
Materias:
paz
L
Acceso en línea:https://doaj.org/article/e20a4a696c2f448b9df280e2889bcaf1
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Descripción
Sumario:Vivimos en un mundo de una opulencia sin precedentes, difícil de imaginar hace sesenta años. Donde no sólo se han registrado notables cambios en el terreno económico, sino en lo social y en lo político. Vivimos inmersos en la cultura de los derechos humanos. La gran idea de la humanidad ha sido y sigue siendo conciliar la universalidad de los valores con las diversas culturas. La Segunda Guerra Mundial fue uno de los episodios más atroces para la Humanidad. Por ello, y como consecuencia lógica al final de la misma, muy a pesar de la tensión que había por lo que acababa de acaecer, se procedió al diseño de un sistema de gobernación mundial basado en la igual dignidad de todos los seres humanos. Eran necesarios para evitar una nueva guerra, es decir, para construir la paz, son necesarios unos nuevos puntos de referencia, unos nuevos asideros éticos que permitan a toda ciudadanía modificar un comportamiento secular basado en la confrontación. El fomento de la dignidad no es una utopía, al contrario, es una necesidad indispensable porque sin ella no pueden concretarse los derechos y deberes humanos de los que tanto dependen la seguridad, supervivencia y felicidad de todos y todas. La pedagogía de la educación en derechos humanos es asumir que todos los seres humanos somos diferentes en nuestras características pero iguales en dignidad y derechos y, por tanto, evitar la discriminación es la finalidad principal, ya que acepta y valora la diversidad como parte de la riqueza de las relaciones humanas. Así pues, del mismo modo que en 1945 se decidió elaborar una Declaración Universal de Derechos Humanos, sería apropiado ahora, en la debacle ética que están sufriendo O ccidente y en particular la Unión Europea, una Declaración Universal sobre la Democracia, porque ha llegado el momento histórico en que la sumisión, el dominio de los pocos sobre los muchos, hemos de darlo por concluido.