La Iglesia y la universalidad de la salvación en el cristianismo
El presente artículo es una reflexión acerca de la universalidad de la salvación en el cristianismo. Comienza definiendo la salvación como comunión de los hombres con Dios y de los hombres entre sí. A continuación, se refiere a Cristo como el único mediador entre Dios y los hombres, porque es Dios m...
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Lenguaje: | Spanish / Castilian |
Publicado: |
Pontificia Universidad Católica de Chile. Facultad de Teología
2003
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Acceso en línea: | http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0049-34492003000400005 |
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Sumario: | El presente artículo es una reflexión acerca de la universalidad de la salvación en el cristianismo. Comienza definiendo la salvación como comunión de los hombres con Dios y de los hombres entre sí. A continuación, se refiere a Cristo como el único mediador entre Dios y los hombres, porque es Dios mismo hecho hombre, plenitud insuperable de la revelación. Esta salvación, por sus características de definitividad y absolutez, llega a ser escatológica y universal. Por otra parte, si bien la humanidad entera ha quedado transformada (=divinizada) por la venida de Cristo, al mismo tiempo, está toda entera llamada a acoger consciente y libremente esta salvación universal. Es el reino de Dios que ya ha irrumpido en la tierra. Luego, el artículo trata del papel de la Iglesia en esta salvación universal: a partir de la encarnación, que ha hecho a lo concreto camino de salvación, la Iglesia ha quedado constituida como sacramento, es decir, como signo e instrumento universal de salvación. Ella es la presencia de Cristo en la historia perdurante de la salvación. Ella, aunque es un pequeño rebaño, al mismo tiempo es germen segurísimo de salvación, ya que ella es, a la vez, sacramento del reino de Dios, sacramento de Cristo muerto y resucitado, sacramento del Espíritu, y realidad escatológica. Posteriormente, el autor reflexiona acerca del hecho de la sacramentalidad de la Iglesia: lo eclesial pertenece a la esencia de la relación del hombre con Dios, y lo simbólico-sacramental pertenece a la esencia de la comunicación humana. Por eso, el Verbo, en la encarnación, ha asumido la realidad humana y se ha hecho el sacramento del Padre; y la Iglesia ha devenido el sacramento de Cristo. Dios mismo se da, como tal, en el signo finito y pecador que es la Iglesia. El artículo termina con el tema de la necesidad de la Iglesia. Como sacramento de Cristo, la Iglesia es necesaria para la salvación en cuanto objetivación de la voluntad de Dios, para seguimiento de los hombres; y como instrumento de la gracia, que intercede por todos. A ella se vinculan todos los hombres de diversos modos. El autor concluye afirmando que la realidad de la Iglesia muestra que Dios asume lo finito y lo hace lugar e instrumento de salvación para los hombres |
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