Nuevos esquemas de tratamiento con insulina en niños y dolescentes con Diabetes Mellitus tipo 1 (DM1) en un Hospital Público

En la última década se ha demostrado la importancia del control glicémico en la prevención de las complicaciones microvasculares de la DM1. Para lograr este objetivo se ha propiciado el uso de esquemas terapéuticos de insulina intensificados. Objetivo: Comunicar los nuevos esquemas terapéuticos que...

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Detalles Bibliográficos
Autores principales: Codner D,Ethel, Mericq G,Verónica, Román R,Rossana, Hrlic,Irene, Martínez A,Alejandro, Unanue M,Nancy, Cáceres V,Jeannette, Avila A,Alejandra, Cassorla G,Fernando
Lenguaje:Spanish / Castilian
Publicado: Sociedad Chilena de Pediatría 2004
Materias:
Acceso en línea:http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0370-41062004000600003
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Descripción
Sumario:En la última década se ha demostrado la importancia del control glicémico en la prevención de las complicaciones microvasculares de la DM1. Para lograr este objetivo se ha propiciado el uso de esquemas terapéuticos de insulina intensificados. Objetivo: Comunicar los nuevos esquemas terapéuticos que se utilizan en niños y adolescentes con DM1 y sus resultados en el control metabólico. Método: Se evaluaron los esquemas insulínicos utilizados por todos los pacientes < 19 años en control durante 2003, clasificándolos en tratamiento intensificado (doble o triple dosis de NPH o Glargina) o convencional (< 2 dosis/día). Se consignaron las dosis utilizadas, la HbA1c promedio, el resultado del programa educativo (conocimiento de cantidad de hidratos de carbono, intercambio de alimentos, cambio de dosis según ingesta de hidratos de carbono (HdC) y proporción Insulina/ HdC) y se compararon los resultados obtenidos con las distintas modalidades de tratamiento. Resultados: Se estudiaron 69 pacientes con DM1 (36 mujeres), de 12,0 &plusmn; 3,7 años (2-19 años), 59,7% púberes. Todos utilizaban una insulina basal (69,2% de la dosis diaria) y otra prandial; 87% de los pacientes requirieron tres o más dosis diarias de insulina y 13% utilizaba esquema convencional de dos dosis de NPH. Los pacientes en tratamiento intensificado recibían tres o cuatro dosis diarias de insulina prandial, con los siguientes esquemas de insulina basal: dos dosis diarias de NPH (28%), glargina (10%) y tres dosis diarias de NPH (49%). 88,4% de los pacientes modificaba la dosis de insulina rápida según la glicemia y 46,4% consideraba la ingesta de HC; 27% conocía la relación HdC/insulina y 79,7% se colocaba refuerzos adicionales de insulina al comer fuera de sus horarios. La HbA1C del grupo fue de 8,6 &plusmn; 1,4%; 30,4% de los pacientes logró el objetivo de HbA1c establecido en el programa, sin diferencias respecto al esquema de insulinoterapia basal utilizado. Por análisis de covarianza sólo la dosis total y basal de insulina se correlacionaron significativamente con la HbA1C (p < 0,05). Conclusiones: Utilizamos una amplia variedad de esquemas terapéuticos con insulina y no encontramos diferencias en control metabólico entre los distintos esquemas. 30% de nuestros pacientes logran adecuado control metabólico. Sólo la dosis total y basal de insulina se correlacionan con los valores de HbA1c