La escrófula en el siglo XIX

En el siglo XIX la escrófula era frecuente, estimada por la percepción de nódulos o cicatrices en el cuello. Paulatinamente se le empezó a denominar adenitis escrofulosa. Podía presentarse en personas de ambos sexos en todas las épocas de la vida; pero era más frecuente en la infancia. Se pensaba qu...

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Autor principal: Duarte,Ignacio
Lenguaje:Spanish / Castilian
Publicado: Sociedad Chilena de Infectología 2017
Materias:
Acceso en línea:http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-10182017000100008
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Descripción
Sumario:En el siglo XIX la escrófula era frecuente, estimada por la percepción de nódulos o cicatrices en el cuello. Paulatinamente se le empezó a denominar adenitis escrofulosa. Podía presentarse en personas de ambos sexos en todas las épocas de la vida; pero era más frecuente en la infancia. Se pensaba que afectaba principalmente a sujetos con una constitución flemática heredada que implicaba una susceptibilidad o diátesis escrofulosa. La enfermedad sería desencadenada por agentes ambientales, hábitos, o excesos en el estilo de vida. Aparte de los ganglios linfáticos cervicales, podía afectar otros grupos ganglionares, huesos, articulaciones, pulmones y otras visceras, atribuyéndosele diversas formas de presentación que variaban entre las potencialmente curables a las frecuentemente mortales. La afectación multiorgánica, la caseificación y la "tuberculización" de las lesiones originaron la discusión sobre si la escrófula y la tuberculosis eran una sola enfermedad o dos diferentes, y si se desencadenaban sobre una diátesis común o cada una sobre una diátesis específica escrofulosa o tuberculosa. En la mayor parte del siglo XIX, antes del descubrimiento del bacilo de Koch, la noción de contagio como causa de la escrófula y de la tuberculosis pulmonar no parecía predominar en países europeos.