CAMINAR ENTRE LUCHAS Y PRUEBAS: FUNCIONES PARADÓJICAS DE LA ENACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO EN EL CULTO PENTECOSTAL

El presente artículo muestra el carácter paradójico de las funciones que asume la enacción del "Espíritu Santo" en el culto pentecostal, como medio para administrar la aflicción y fuente para socializar la resignación frente a las causas de la misma. Por enacción entendemos aquí el proceso...

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Detalles Bibliográficos
Autores principales: Moulian,Rodrigo, Oliva,Iván, Toro,Sergio
Lenguaje:Spanish / Castilian
Publicado: Universidad de Tarapacá. Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas. Departamento de Antropología 2013
Materias:
Acceso en línea:http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-73562013000300007
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Sumario:El presente artículo muestra el carácter paradójico de las funciones que asume la enacción del "Espíritu Santo" en el culto pentecostal, como medio para administrar la aflicción y fuente para socializar la resignación frente a las causas de la misma. Por enacción entendemos aquí el proceso en que la acción humana se impregna de sentido, trayendo a la vida las distinciones cognitivas. En el caso de la liturgia pentecostal, esta noción comprende a los recursos por los que el "Espíritu Santo" se hace presencia encarnada y actuante en el culto, produciendo experiencias numinosas que inspiran admiración y "temor a Dios" entre los fieles. Nuestro análisis muestra cómo la estructura de la comunicación ritual, caracterizada por la "retórica de la presencia", produce una experiencia somatognósica, en la que las concepciones sagradas se viven "en carne propia". Los pentecostales denominan a esto "el sello del Espíritu", lo que constituye uno de los rasgos distintivos de su religiosidad. El estudio del contexto de la comunicación ritual, de las situaciones sociobiográficas que enfrentan los fieles y los tópicos dominantes de la trama litúrgica, muestra que una de sus principales funciones psicosociales es el manejo de las aflicciones humanas. El culto ayuda a mitigar los estados angustiosos derivados de las crisis vitales, pero paradojalmente, en ocasiones, también se encarga de reproducirlos, generando un círculo causal donde aflicción y carisma se retroalimentan y potencian.