Actividad física como conducta auto-reguladora de ansiedad percibida y patrones disfuncionales de la ingesta en época de aislamiento por COVID-19 en latinoamericanos

RESUMEN La actividad física es considerada una conducta reguladora de ansiedad y ha demostrado efectividad para reducir esta condición emocional. Debido a la pandemia del coronavirus (COVID-19), en Latinoamérica los gobiernos han aplicado estrategias de aislamiento para reducir la probabilidad de co...

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Autores principales: Martínez-Rodríguez,Tania Yadira, Bernal-Gómez,Samantha Josefina, Mora,Ana, Hun,Nelson, Reyes-Castillo,Zyanya, Valdés-Miramontes,Elia Herminia, López-Espinoza,Antonio
Lenguaje:Spanish / Castilian
Publicado: Sociedad Chilena de Nutrición, Bromatología y Toxicología 2021
Materias:
Acceso en línea:http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-75182021000300347
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Sumario:RESUMEN La actividad física es considerada una conducta reguladora de ansiedad y ha demostrado efectividad para reducir esta condición emocional. Debido a la pandemia del coronavirus (COVID-19), en Latinoamérica los gobiernos han aplicado estrategias de aislamiento para reducir la probabilidad de contagio y de esta manera controlar las afectaciones a la salud; sin embargo, un efecto desfavorable de esta situación es el incremento en los niveles de ansiedad que puede afectar la ingesta de alimentos. El objetivo fue analizar la asociación entre la actividad física y la percepción subjetiva de la ansiedad, y las diferencias de estas variables con los patrones disfuncionales de la ingesta en personas latinoamericanas que se encontraban en aislamiento. Se aplicó un cuestionario a 1.035 personas de diferentes países, a partir del cual se identificó que aquellas personas que realizaban actividad física presentaron una probabilidad 50% menor de percibir ansiedad. Adicionalmente, los sujetos que realizaban actividad física presentaron mayor restricción cognitiva y los que no realizaban actividad física, registraron mayor nivel de desinhibición e ingesta emocional. Finalmente, se concluye que la actividad física es una conducta reguladora de la ansiedad en esta época de aislamiento o cuarentena y tiene influencia positiva en los individuos, ya que reduce la desinhibición y la ingesta emocional, por lo que podría prevenir el incremento de peso y el posible desarrollo de patologías alimentarias. Este hallazgo es importante para la promoción de la actividad física en esta época de aislamiento y en situaciones similares, además es útil para las intervenciones en sujetos con alimentación emocional.