La controversia en la televisión catalana: No diga mentiras, señor González
El objetivo de este trabajo es analizar cómo se exterioriza el desacuerdo en un contexto de escena plural y, para ello, se centra en el estudio de la microcontroversia sobre el coste de la energía nuclear, que se da en el debate televisivo titulado ¿La energía nuclear es un peligro?, del programa El...
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Autores principales: | , , |
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Lenguaje: | Spanish / Castilian |
Publicado: |
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje
2013
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Materias: | |
Acceso en línea: | http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-09342013000300001 |
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Sumario: | El objetivo de este trabajo es analizar cómo se exterioriza el desacuerdo en un contexto de escena plural y, para ello, se centra en el estudio de la microcontroversia sobre el coste de la energía nuclear, que se da en el debate televisivo titulado ¿La energía nuclear es un peligro?, del programa Els matins de Televisió de Catalunya. Se parte de la propuesta teórica de Dascal (1995a, 1995b), que sugiere la observación de cuatro componentes: dinámico (fases y deslizamiento temático), morfológico (encadenamiento sintáctico y semántico-lógico), pragmático (posicionamiento del hablante respecto a sus enunciados) y retórico (aspectos persuasivos e ideológicos). En la microcontroversia analizada, la propuesta de Dascal (1995a, 1995b) se configura con estos rasgos: pese a su brevedad, se dan tres fases de intensidad agónica distinta; se debate sobre el tema principal, pero también sobre otros temas más o menos relacionados, a conveniencia de los debatientes; el encadenamiento del discurso de las intervenciones está pautado principalmente por los marcadores iniciales, casi siempre modalizadores; los enunciados -asertivos, directivos o expresivos- presentan distintos grados de solidez, como reflejo de la seguridad o inseguridad de los debatientes respecto a sus propias palabras; y los argumentos esgrimidos se despliegan con una habilidad diversa. Todo ello provoca que haya un debatiente ganador, frente a los perdedores. En conclusión, la controversia televisiva favorece la espectacularización de la palabra, ayudada por la imagen; su formato se desarrolla en pocos minutos, como si el medio no soportara una larga confrontación; y los debatientes, a menudo dominados por el pathos, solo intentan defender su punto de vista -no les importa llegar a la verdad- y quedar bien ante la audiencia. |
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