Anticoagulación en enfermedad tromboembólica venosa

Resumen: Introducción: La enfermedad tromboembólica venosa está comprendida por la trombosis venosa profunda y el tromboembolismo pulmonar, las cuales son enfermedades comunes con alta morbilidad y mortalidad, incluso antes del diagnóstico. El tratamiento está basado principalmente en la terapia a...

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Detalles Bibliográficos
Autores principales: Morales M,Milena, Arboleda R,Luis, Bello E,Ariel
Lenguaje:Spanish / Castilian
Publicado: Sociedad Chilena de Cardiología y Cirugía Cardiovascular 2019
Materias:
Acceso en línea:http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-85602019000200122
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Descripción
Sumario:Resumen: Introducción: La enfermedad tromboembólica venosa está comprendida por la trombosis venosa profunda y el tromboembolismo pulmonar, las cuales son enfermedades comunes con alta morbilidad y mortalidad, incluso antes del diagnóstico. El tratamiento está basado principalmente en la terapia anticoagulante, con diferentes opciones dependiendo del ámbito clínico y la estabilidad del paciente (terapia oral vs parenteral). Objetivo: Revisar las diferentes opciones y escenarios clínicos para la indicación de terapia anticoagulante, basados en la evidencia médica actual. Metodología: Se realizó una búsqueda sistemática en las bases de datos PubMed, Scopus, Google Académico y Scielo sobre estudios que evaluaran la indicación de la terapia anticoagulante en pacientes con diagnóstico de enfermedad tromboembólica venosa, principalmente, estudios aleatorizados controlados y metaanálisis. Discusión y Resultados: Fueron encontrados estudios aleatorizados controlados donde se evidencian menores tasas de sangrado y recurrencia de la enfermedad tromboembólica venosa a favor de los anticoagulantes directos, excluyendo algunas situaciones especiales como cáncer y enfermedad renal crónica avanzada. Conclusión: La terapia anticoagulante es el pilar del tratamiento en la enfermedad tromboembólica, disminuyendo la morbilidad y mortalidad de esta entidad, aunque aumenta el riesgo de sangrado. Anteriormente, los anticoagulantes antagonistas de la vitamina K eran la única opción terapéutica, pero con altas tasas de sangrado, afortunadamente desde hace algunos años contamos con los anticoagulantes directos con mejores perfiles de seguridad y menor tasa de sangrado.